viernes, 30 de octubre de 2009
El lado oscuro de la luna
jueves, 29 de octubre de 2009
La vida en cinemascope
Lágrimas de desconsuelo que caen del cielo, y es que llueve en la Patagonia; para ti y para mi, hoy llueve en la Patagonia. Preñandome de momentos, mojándome en ti como me moja la Barba del viejo, dejándome el alma como si de una maraña de ñirres se tratase, dejandome el alma enraizada aquí.
lunes, 26 de octubre de 2009
Abierto hasta las trancas (palabras que me rondan)
miércoles, 21 de octubre de 2009
Cortando cebollas
Sería sencillo pensar que la vida, las mismas experiencias que van llenando lentamente pero sin pausa la mochila que todos acarreamos, nos va curtiendo en el camino. Sería sencillo pensar que las condiciones adversas y la dureza de un lugar marcan tu vida para siempre. Sería sencillo recorrer los lugares más recónditos del alma en busca de un motivo, a la caza de un “Por qué”. Sería sencillo justificarlo todo porque ahora no estás. Sería sencillo...
Sería reconfortante pensar en la riqueza que atesoramos a cada paso, en cada minuto de este camino. Sería reconfortante pensar que siempre habrá alguien esperando, un lugar al que poder volver, un suspiro por recoger en un corazón lejano. Sería reconfortante divisar la calidez de un choco ardiendo y de un mate preparado para tomar, pero sólo son refugios en el aire.
Quisiera volver a sentir en si menor, a sacar de paseo mi corazón por la romántica decadencia de las calles de Lisboa, escuchar bajo mis pasos palabras para Julia y seguir recordando hazañas junto a un viejo amigo. Quisiera volver a tenerte conmigo pero te fuiste, o tal vez fui yo quien marchó; quisiera ver el sol entrando por la ventana, en una cama blanca, junto al mar... Quisiera volver a sentir... pero no puedo.
Tal vez se trate de la dureza del clima o de perseguir sueños de la misma manera que un niño intenta cazar mariposas. Tal vez se trate de ausencias o del rencor que ya no me afecta. Tal vez la Patagonia me esté volviendo tosco, me esté indicando este camino... pero ya no siento... El caso es que ya no lloro cortando cebollas.
viernes, 16 de octubre de 2009
Patiperro
Patiperro soy, bagabundo en un mundo sin reservas, soñador en tierra de nadie, donde el diablo perdió el poncho, donde los días se hacen más largos; patiperro, de los de un pañuelo atado a un palo, de los que no guardan más que aquello que puedan llevar; de los que te miran en la distancia; de los que todo es de paso.
Patiperro que no entiende lo que es, tan solo eso, patiperro... que no sabe dónde va, ni lleno, ni vacío; tan solo patiperro; sin rencores al frío suelo, sin darle más importancia a un buen somier.
Patiperro de esos que viven hoy, de los que no esperan nada del mañana. De los que no temen al frío viento, ni a la lluvia, ni al caminar descalzo bajo un manto de estrellas. De los que no aguardan más que tu sonrisa de vez en cuando; de los que un día te vieron reír.
Patiperro soy...
Tanto tiempo
Tanto tiempo sin perderme contigo, sin dejarme abrazar por tus cálidos brazos. Tanto tiempo sin la chispa que encendiste para mi. Tanto tiempo sin consumirme en tus brasas, sin viajar en el azul de tus ojos y perderme en el rojo de tus labios.
Tanto tiempo sin cuidarte, sin volcar el mundo entero, todo a cambio de una llama, sin la tenue luz donde nos amábamos, sin el infierno hacia el que me arrastras.
Tanto tiempo sin oír la triste canción que me cantas, sin el dulce tintineo que sentía en el pecho; tanto tiempo sin remover entrañas
Tanto tiempo de alma libre, tanto tiempo sin explosiones ni sutiles chasquidos; tanto tiempo sin orquesta dentro y sin gatos por el tejado.
Tanto tiempo sin sentarme a tu lado, sin que acaricies mi cara, sin que agarres mis manos. Tanto tiempo sin perderme contigo, bajo un silencio que todo lo abraza.
martes, 13 de octubre de 2009
Todo lo que no sea amar es perder el tiempo
Carretera Austral, viento helado, silencio; demasiado silencio bajo el tronco de un árbol seco. Deseos, fragancias de amores perros y una lluvia fina que todo lo invade, resbalando por los cristales de un viejo autobús. Suaves gotas que al caer hacia abajo, forman los barrotes de una cárcel a través de la ventana donde aguarda la libertad.
Camino Austral y sus pasos, inclementes, desbordantes, escuchado la soledad y el sabor de un preciado silencio donde sólo se oyen los pasos... Más tarde el fuego. Sí, ya se que siempre escribo sobre lo mismo, pero aquí el fuego es parte de la vida. Así que fuego y mate; amargo como un quiero tenerte y no puedo, frío como todo un ventisquero que cuelga su poderío en un alfiler de miedos; que pende montaña abajo de la misma forma que penden los sueños.
Delgada línea que separa la aventura del recuerdo...
martes, 6 de octubre de 2009
Final de novela en Patagonia
No un poeta preciso.
Soy caminante que busca frenético, lo buscable,
lo que no se encuentra, lo que se confunde.
No un ofebre maravilloso.
Indisciplinado del rebaño,
más bien un paciente que no toma los remedios,
un enamorado que no admite reglas,
un descontrolado -eso- que no respeta cánones.
Ni herrero en la forja ni tampoco el que maneja
la góndola y contempla, sólo contempla,
los amores ajenos.
Trashumante compulsivo, soy furor,
desconcierto, curiosidad, hambre.
Ni competidor ni sabio.
Soy un navegante al que se le ha roto la brújula
impreciso, caprichoso, ni siquiera la muerte ha de ser definitiva
cuando se la resiste a fuerza de marcha
y a marcha forzada. Soy el infatigable hamster prisionero
que camina hasta morir, andariego y movedizo
como el viento, susceptible como quien huye,
soy apenas pendolista, versificador que medita y
narra, prosaico y profano
y no reconoce orígenes, acaso un loco,
uno que resiste, un inclasificable, un Bartleby.
Mempo Giardinelli
jueves, 1 de octubre de 2009
Quemando globos
Cambiando globos por volantines, nada tiene el mismo sentido. Cada hoja, cada "crack" al despegarse duele. Combustible de un fuego que devuelve a aquellos momentos.
No necesito venderme como si de un vulgar anuncio se tratase. No tengo precio, ni siquiera el que tu no me ofreciste. Prefiero fuego.
Que si las musas me abandonan, un poco de chicha y fuego; para que ardan, para no aguantar más logros y proezas... en fin, que guapos somos y que bien lo hacemos.
De pequeño nací rico y guapo, pero me cambiaron de cuna. Y si las musas no aparecen ¡que ardan! y es más, dejo entreabierta la bragueta por si me quieren comer el rabo. El romance en su puro estado.
¿Qué se yo? el valor de vivir dos veranos. Mientras tanto estas llamas me acercan a lo lejos. Estampando hielo contra el suelo, para romperse en mil pedazos. Y si no arde, se enciende; pero lentamente me aparto, que si los besos no calientan ya calentarán los sueños.