viernes, 24 de diciembre de 2010

¿Y si te beso?

¿Qué pasaría si te beso? Si aprovecho ese momento en que nos miramos y nuestras bocas están cerca, entreabiertas a pocos milímetros... si antes de llegar a que se toquen, te agarro firme  mientras mis pulgares acarician tus mejillas. Si ahora, ya con la cabeza algo inclinada, rozaran nuestros labios levemente, sintiendo cada segundo como si fuera un mundo, como si quisiéramos perpetuar el momento que inevitablemente llegará. Si, finalmente, tú me rodeas con tus brazos, agarrándome desde atrás por los hombros y yo con una leve presión acabo de provocar el encuentro; ahora sí, nuestros labios se tocan, se humedecen y se recrean mientras dejamos bailar nuestras lenguas.

¿Qué pasaría si te beso? Si mientras nos saboreamos intensamente empezáramos a apretarnos más y más. Si las caricias se fueran extendiendo por tu cuello, por tus hombros, por tu espalda... lentamente de arriba a abajo. Si, una vez en tu cintura,  te aprieto fuerte contra mi y subo... acaricio tus costillas y suavemente tus pechos. Si no dejáramos de besarnos cuando me rodeas con tus piernas: yo sentado en la cama y tú sentada encima de mi.

¿Qué pasaría si te beso? Si, mientras el pulso de acelera, nos besamos hasta acabar exhaustos de besos...

¿Qué pasaría si te beso?

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Mandala (Khil-Khor)


Existen varios tipos de mandalas empleados para diferentes propósitos. Por un lado, están los mandalas elaborados o visualizados “como una tierra pura de Buda”, los cuales se ofrecen a los seres iluminados y/o a los maestros espirituales con la intención de acumular méritos. Otro tipo de mandalas son los que se utilizan durante una iniciación tántrica, en donde el mandala representa la residencia del Buda relacionado con dicha iniciación y el maestro introduce al discípulo en el significado del mandala como parte del ritual. Los mandalas de arena pueden elaborarse a petición de la comunidad con la intención de pacificar desastres naturales, traer paz y armonía a un lugar determinado y sus habitantes, como una bendición durante un retiro de meditación...

En general, todos los mandalas tienen significados externos, internos y secretos. En el aspecto exterior representan el mundo en su forma divina, en el interior, un mapa mediante el cual la mente ordinaria puede transformarse en la experiencia de la iluminación, y en el aspecto secreto muestran el perfecto balance primordial de las energías sutiles del cuerpo y la dimensión de la clara luz de la mente. Se dice que la creación de un mandala de arena purifica en estos tres niveles.

En general los mandalas de arena se construyen sobre una superficie plana de madera. Antes de comenzar su elaboración, se hace una ceremonia para consagrar el lugar invocando a los seres iluminados como testigos del trabajo meritorio que se llevará a cabo y se pide permiso a los espíritus dueños de la tierra para que no obstaculicen el trabajo.

Una vez terminada la ceremonia, se comienzan a trazar con gris las líneas que servirán como guía para colocar la arena. Todo esto se aprende de memoria y está basado fielmente en las escrituras budistas; no hay espacio para el error o la improvisación. A continuación se empieza a colocar la arena desde el centro hacia las orillas, simbolizando el hecho de que al nacer sólo somos una gota de esperma y un óvulo, y vamos evolucionando hasta que el universo entero se percibe a través de los sentidos. Cuando el mandala está terminado y llega el momento de desmantelarlo, la arena se recoge de las orillas hacia el centro, representando cómo al morir regresamos de nuevo a la fuente primordial en el centro de nuestro corazón.

Cuando la construcción de un mandala de arena se termina, se lleva a cabo una consagración en la cual se invoca al determinado Buda para que permanezca en esta residencia. Se agradece a los espíritus locales por no haber creado obstáculos durante la elaboración y se dedican los méritos acumulados por la creación de un mandala para la sanación del planeta y sus habitantes. Al finalizar dicha ceremonia se comienza a recoger la arena y esto cumple con dos propósitos fundamentales: primero, demostrar la impermanencia de los fenómenos (tarde o temprano todo se termina y el apegarnos a lo efímero sólo nos trae sufrimiento); el segundo propósito tiene que ver con el ideal de querer beneficiar a los demás con nuestros actos y por esa razón se reparte la arena entre quienes presencian la ceremonia de clausura como una bendición, mientras que otra parte de la arena se deposita en un cuerpo de agua como un río, un lago o directamente en el mar, con la intención de purificar el ambiente y a sus habitantes, y llevar esa bendición a todos los rincones de la tierra.

 Las deidades y espíritus locales se complacen y se regocijan, por lo cual mandan sus plegarias para que prevalezca la paz y la prosperidad en esa tierra.


¡¡¡ Sarvamângalam !!!

( ¡¡¡ Que todo sea auspicioso !!! )

Extraido de El Arte de los Mandalas Tibetanos. Breve introducción al arte y significado de los mandalas tibetanos. Por Lobsang Dawa.

martes, 21 de diciembre de 2010

Metadona (o cómo resistir al encantamiento de un poeta maldito)


Indudablemente nuestras vidas se entrelazan, el problema aquí resulta en cómo resistir a lo inevitable. ¿Tienes sudores fríos? quizá ya empezó a actuar un sublime ergotismo, podríamos culpar de ello al centeno. 
Poco a poco los delirios se transforman, nos afligen; ya estamos en sus manos y se encargan de dirigir nuestra vida. Directamente hacia el vacío, hacia un terraplén donde nunca, nunca dejaremos de caer. Todo esto asusta ¿Quién comió del pan maldito? Solamente un poeta.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Mecanismos de compensación

Todo resultaba rutinariamente apacible. La gente andaba por la calle sin demasiada preocupación. Charlaban entre ellos explicando a cada paso sus quehaceres y preocupaciones -Sinceramente Carmen, creo que el Taylorismo cambió sustancialmente nuestras vidas e impulsó la economía mundial como nunca antes se hubiera podido concebir. - Si, si yo no digo que no -respondía Carmen- pero yo coincido con Marx cuando se refiere al Taylorismo como una disciplina "maquinística" para trabajadores no-educados, así que una gran parte de la culpa de las desigualdades sociales actuales se empezaron a forjar con la alienación que produjo este método de organización industrial.- mientras tanto una pareja discutía sobre el estadio del desarrollo piagietiano en el que se encontraba su hijo.

El abuelo contemplaba las vistas sentado en su mecedora, supongo que después de toda una vida pescando en alta mar, una vez retirado, añoraba el vaivén de las olas. Recordaba algunos fragmentos de Hemingway en "El viejo y el mar", también de la epopeya griega "La odisea"; incluso recordó cuando conoció al mismísimo Poseidón.

La abuela vestía las ropas de toda la vida: faldas largas por los tobillos, eran como una cascada negra que nacía de su amplia cintura; jersey de lana verde oliva que, con el paso del tiempo, parecía que le habían salido frutos.

Ella siempre andaba refunfuñando, pero normalmente siempre lo hacía por dos motivos: se quejaba de que el abuelo no hacía nada. Según ella era hasta tal punto un mueble más de la casa, que incluso algún día había tenido la tentación de pasarle el plumero para quitarle el polvo de encima. El segundo motivo era su pizarra. La mayor parte del día se discutía ante ella escribiendo fórmulas que llegaban hasta tal punto de complejidad que resultaban incomprensibles para el resto de los humanos.   - ¡No puede ser! el valor de PbO2 debería ser mayor!! ¡Nunca conseguiré el sabor perfecto!- Traducía estas fórmulas en ingredientes específicos ante un caldero. Pretendía conseguir el valor perfecto de los ingredientes para hacer un potaje excelente y nunca estaba contenta con los resultados.

La calma y la vida se sucedía así en el pueblo. Día tras día, hora tras hora. Nada perturbaba esta apacible cotidianidad.

Un día cualquiera, el abuelo seguía sentado en su porche, la abuela se peleaba con su pizarra y la gente de la calle seguía conversando sobre sus preocupaciones cotidianas; pero algo cambió, de repente algo cambió para siempre en sus vidas. 

Sentía el aire frío en mi cara. Desde allí arriba veía una gran alfombra verde y seguía cayendo. Poco a poco empecé a distinguir algunas formas: la gran alfombra verde se empezó a descomponer en pequeñas unidades o grupos de árboles. También vi claro mi objetivo. Al lado de ese grupo de árboles se encontraban dispuestas de forma irregular un grupo de casas y, conforme me precipitaba hacia el suelo, empecé a distinguir a personas que se movían entre ellas.

El abuelo había salido del porche para estirar un poco las piernas y justo ahí sucedió nuestro encuentro. Le golpeé justo en la frente y me escurrí por la hendidura de su ojo derecho para acabar resbalando por el surco que forma su mejilla y su nariz. Seguí cayendo suavemente, por otras partes de su cuerpo mientras él no podía contener su estupefacción. La abuela corrió hacia la puerta. Al salir de la casa yo ya me había encargado de mojar por completo a su marido, pero también la casa, las calles, el bosque...

Nadie sabía que estaba sucediendo. "¡Podría ser el final del mundo!" comentaban algunos. La abuela corrió hacia el abuelo y también me abalancé sobre ella. En pocos minutos también humedecí todo su cuerpo; la cascada que formaba su falda, ahora pesaba más que nunca. La gente que paseaba por las calles se quedaron sin palabras, nadie podía explicar quien era yo, ni Piaget, ni Marx, ni el Taylorismo... nadie les había hablado nunca de mi y no comprendían.

Poco después, de forma suave, desaparecí. Todos estaban quietos, mirando hacia arriba y empapados. De algún modo todos pensaban en mi, había llegado y me había ido. Sin más, sin aparente motivo. Cuando pudieron reaccionar volvió el movimiento, las dos amigas siguieron andando, -tengo que ir al trabajo y después a hacer la compra- le decía Susana a Carmen- yo compré el otro día un cacharro para cortar las verduras finitas y va muy bien. -respondía Carmen. La pareja seguía discutiendo -yo creo que llora porque le están saliendo los dientes. -¡Pues me tiene harto! no puedo descansar por las noches y después no voy bien al trabajo. 

El abuelo seguía sentado en la mecedora, recordaba la pesca en alta mar y ahora también me recordaba a mi. Omero había desaparecido. La abuela a su vez volvió a su pizarra, descubrió que me había colado por su techo y mojado las fórmulas para el potaje perfecto. De todas maneras daba igual. No comprendía ni una sola letra de lo que había quedado escrito.

No me siento culpable de nada y prefiero no pensar en si sus vidas son mejor ahora o no. Lo que tengo claro es que no todo se basa en la lógica. Pero yo soy la lluvia, no me hagas caso, seguro que Piaget, Taylor, Marx o cualquier otro lumbreras lo sabrán mejor que yo.

jueves, 11 de noviembre de 2010

No hay amor en los tiempos del cólera

Vasily Kandinsky: Composición 7

En la impertérrita condición de las formas nos movemos. Amantes del claroscuro, donde no hay opción a la dicotómica muerte del blanco o el negro,  sino que convivimos inevitablemente con el blanco y el negro en un mismo lugar y tiempo; amantes de la tendencia "Y" con excepciones, ya que no todo vale.

Y lo mismo te como a besos como me preparo unas migas y con poco me apaño; pero ¡ui! si alguien cerrara mis cuadros... Si alguien se atreviera a limitar mis trazos o me hiciera elegir, de entre toda la gama, un solo color. Kandinsky lloraría en un rincón, como si alguien le apretara fuertemente de los huevos, Kandinsky lloraría en un rincón.

La norma, como el plástico que delimita el campo de acción donde puedes firmar cuando renuevas el DNI. La norma y el símbolo. El ser como culturalmente simbólico y el lenguaje como el símbolo máximo del ser.

El candil de ayer ya no sacia mi vista, pero las luces de aquel faro no me muestran lo qué vendrá. Recuerdo el camino y el faro guía mis pasos, pero la luz de la luna muestra ahora esta realidad. No queda amor en los tiempos del cólera el día en que la tierra resistió estúpida.

Sin condiciones, ya solo faltaría... y como dijo Nietzsche: si dios existe, ¿por qué no soy yo?

viernes, 5 de noviembre de 2010

Ne me quitte pas

No me dejes
Hay que olvidar
Todo se puede olvidar
Lo que ya se fue
Olvidar el tiempo
De los malos entendidos
Y el tiempo perdido
Para aclararlos
Olvidar esas horas
Que mataban a veces
A golpes de porqués
al corazón de la felicidad.
No me dejes,
no me dejes,
no me dejes,
no me dejes
Yo te ofreceré
perlas de lluvia
venidas de países
donde no llueve.
Yo escarbaré la tierra
Hasta después de mi muerte
Para cubrir tu cuerpo
De oro y de luz
Yo haré un reino
Donde el amor será rey
Donde el amor será ley
Donde tu serás reina.
No me dejes,
no me dejes,
no me dejes,
no me dejes
no me dejes
Yo te inventaré
Palabras locas
Que tu comprenderás
Yo te hablaré
De esos amantes
Que han visto por dos veces
Arder sus corazones.
Yo te contaré
La historia de un rey
Que murió por no haber
Podido encontrarte.
No me dejes,
no me dejes,
no me dejes,
no me dejes
Se ha visto a menudo
Resurgir el fuego
Del antiguo volcán
Que se creía demasiado viejo.
Existen tierras quemadas
Que dan más trigo
que un mejor abril
Y cuando viene la noche
para que un cielo arda
El rojo y el negro
¿Acaso no se unen?
No me dejes,
no me dejes,
no me dejes,
no me dejes
no me dejes
No voy a llorar
No voy a hablar
Yo me ocultaré
Para mirarte
bailar y sonreír
Y escucharte
cantar y después reír
Déjame volverme
La sombra de tu sombra
La sombra de tu mano
La sombra de tu perro
No me dejes,
no me dejes,
no me dejes,
no me dejes.

Jacques Brel

miércoles, 27 de octubre de 2010

Si, yo también quiero que me mates (o bases metodológicas para untar el pan con nocilla)

Me encanta despertarme con la luz del sol entrando por la ventana. Cuando pasa esto veo algunos de mis bonsais y pienso en la necesidad de cuidar la vida para que las raíces profundicen y sean robustas, y así se alcen sobre un robusto tronco todas aquellas ramas donde las hojas colorean el paisaje y cuando llegue la esperada madurez, puedan dar algunos frutos. Esta es la relación que establezco con ellos; una relación de consideración, de atención, de cuidado... esto los diferencia de ser un mero objeto a ser parte de la vida, por supuesto de mi vida.

Paulo Freire* distingue el amor a la vida, como la lucha de los oprimidos por dejar de ser objetos en la relación de opresión donde se encuentran destruidos; frente al amor a la muerte como perpetuar una situación de alienación resultante de la relación de opresión.

Por su lado, Raffaele Mantegazza** habla sobre la necesidad de convivir con una vida habitada por la muerte y saber ajustar cuentas, siempre con miedo y también de la necesidad de ver los objetos en el momento de su muerte, salvándolos en virtud de una mirada apoclíptica que recupere el sentido de las cosas precisamente a partir de su fin, que subraye el hecho de que si todo termina (mejor dicho: ya que todo terminará) los objetos no son, por ello, inútiles.

Cada día morimos, aunque sea sólo una vez, aunque sólo sea de forma consciente, cada día dejamos de existir por unos momentos. Creo que lo hacemos, no por necesidad vital, sino para alimentar el ego de Freud y sus secuaces. Lo que me importa aquí no es dormir, ni siquiera el sueño; me siento más atraído por el momento que sucede inmediatamente antes del momento de la "muerte". El ritus de paso que establecemos con los demás (familia, novio/a, amigos, gatos) y por ende con nosotros mismos. ¿Qué necesitamos hacer o decir para sentirnos preparados y afrontar la muerte?

La despedida: se suceden de forma ritual, día tras día, expresiones que separan la vida consciente de la muerte consciente. Actitudes normalmente con la cabeza gacha, como si intentáramos dejar ver que poca cosa más nos queda por vivir, este es el acto de aceptación de la muerte como algo inevitable. Pero para que esto sea real, se debe dejar constancia. Aquí es donde entran en juego las frases de despedida, la consideración al otro; estas frases son diferentes en función del papel que ejerza el otro en nosotros: me voy a dormir, buenas noches; bona nit, un petó!, t'estimo!; hasta mañana... deseamos al otro una buena muerte, le deseamos lo mejor, ofrecemos nuestros sentimientos para que los acompañe en el camino y deseamos encontrarlos en la próxima vida.

Los preparativos: Todos nos enfrentamos solos a la vida y, por supuesto, todos nos enfrentamos solos a la muerte. En este momento de soledad realizamos los preparativos que creemos oportunos para afrontar la muerte. Sin duda alguna esto depende de cada persona; algunos prefieren vestirse para afrontarla, personalmente prefiero afrontarla desnudo, esto es lo que soy y así me entrego a ella. Quizá también vayamos a buscar agua, podría ser que pudiéramos despertar de la muerte y necesitarla. Esto me recuerda a las costumbres del antiguo Egipto. Quizá nos lo tomemos con calma y nos fumemos un cigarrito mientras hacemos un balance de lo que ha sido nuestra vida. Pero lo que nunca deberíamos hacer es prepararnos un bocadillo de pan con nocilla por varios motivos:

  1. El increíble poder adictivo del chocolate podría arruinar nuestras vidas futuras. (me gustaría ser científico para poder corroborar esto de forma empírica)
  2. El chocolate excita y personalmente prefiero morir tranquilo
Finalizaré, aunque no me guste demasiado hacerlo, en forma de consejo: vive todo cuanto puedas y afronta la muerte con el orgullo y la tranquilidad de haber vivido. Buen camino!


*FREIRE, P. (2009), "Pedagogía del oprimido", Madrid: Siglo XXI
**MANTEGAZZA, R. (2006), "La muerte sin máscara", Barcelona: Herder

martes, 26 de octubre de 2010

Agujeros en la cama


Si, lo reconozco... vuelvo a tener agujeros en la cama.

Por ellos, algunas veces entras tu, otras veces todos los demás. Hay veces, como hoy, que incluso entra algo de luz. Es curioso ver como se cuelan, cada cosa a su manera, por las noches hasta meterse conmigo entre las sábanas. 

Los sueños, por ejemplo, entran sutilmente, casi sin tocar la parte que delimita el agujero; las caricias hace tiempo que no entran, pero a ellas les tendía yo la mano y las ayudaba a entrar. Las conversaciones imaginarias irrumpían, sin más, aunque admito que muchas veces las obligaba a quedarse, incluso las había hecho proceder según mi propio y egoísta interés. Las preguntas  llegaban. Unas veces se las planteaba a Dios y otras al Tomàtic, pero nunca recibí respuesta alguna... ¡pobre iluso! ¿qué esperaba si nunca fui socio del Club Super 3?

No diré que los agujeros me complacen ya que, muchas veces (por no decir todas), me gustaría dormir solo. Pero también tienen su lado bueno; me permiten tener una visión limitada, pero al fin y al cabo una visión de la noche. A veces veo paisajes y recuerdo la Patagonia; otras veo tatuajes; en alguna ocasión, aunque rara, veo el futuro y, como pasa con las conversaciones imaginarias, lo hago proceder según mi propio interés. El otro día curiosamente vi un reflejo, perdido tras las estrellas, en el cielo... ahora tengo dudas de si era inmóvil o fugaz, pero ¿qué más da?, ahora ya no está.

En fin, mis agujeros en la cama son nociones críticas y estériles. Esto es lo que explica que se haya escrito más sobre ellos que creado a partir de ellos nada que sea mínimamente original. 

martes, 12 de octubre de 2010

Cómo olvidarte...

Hace ya como 6 meses que corría por Bolivia. Recuerdo un viejo autobús, los colores del altiplano, Potosí, la vida alrededor del Cerro Rico, tristemente empobrecido por el colonialismo español; las ofrendas al "Tio" y es que fuera manda dios, bajo tierra el demonio. Recuerdo también el libro que me acompañaba esos días "Las venas abiertas de América Latina" de Eduardo Galeano. Encajó perfectamente en el momento y en el lugar y cambió el sentido de cada paso.
"A tiros de arcabuz, golpes de espada y soplos de peste, avanzaban los implacables y escasos conquistadores de América. Lo cuentan las voces de los vencidos. Después de la matanza de Cholula, Moctezuma envía nuevos emisarios al encuentro de Hernán Cortés, quien avanza rumbo al valle de México. Los enviados regalan a los españoles collares de oro y banderas de plumas de quetzal. Los españoles "estaban deleitándose. Como si fueran monos levantaban el oro, como que se sentaban en ademán de gusto, como que se les renovaba y se les iluminaba el corazón. Como que cierto es que eso anhelan con gran sed. Se les ensancha el cuerpo por eso, tienen hambre furiosa de eso. Como unos puercos hambrientos ansían el oro", dice el texto náhuatl preservado en el Códice Florentino."
“España es como la boca que recibe los alimentos, los mastica, los tritura, para enviarlos enseguida a los demás órganos, y no retiene de ellos por su parte, más que un gusto fugitivo o las partículas que pos casualidad se agarran por sus dientes”
“En Potosí y en Sucre solo quedaron vivos los fantasmas de la riqueza muerta”
“El pobre indio es una moneda con la cual e halla todo l que es menester como el oro y la plata”

“Los indios han padecido y padecen síntesis de drama de toda América Latina, la maldición de sus propia pobreza”
“El azúcar era el cuchillo y el imperio el asesino”
“El azúcar era la memoria viva de la humillación” 

"El principal producto de exportación de América Latina, venda lo que venda, materias primas o manufacturas, son sus brazos baratos”
 “El subdesarrollo de América Latina proviene del desarrollo ajeno y continúa alimentándolo. Impotente por su función de servidumbre internacional, moribundo desde que nació, el sistema tiene pies de barro. Se postula a sí mismo como destino y quisiera confundirse con la eternidad”


 "Los países ricos, predicadores del comercio libre, aplican el más rigido proteccionismo contra los países pobres: convierten todo lo que tocan en oro para sí y en lata para los demás".
 "Quienes hicieron al paralítico ¿pueden ofrecernos la silla de ruedas?"
Hoy, "glorioso" día de la Hispanidad, los niños seguirán trabajando durante todo el día en las entrañas del Cerro Rico por unos pocos gramos de estaño, mascando coca para insensibilizar su realidad. El gobierno de derechas de Chile seguirá apareciendo en la tele por las vísperas del rescate de los mineros de Copiapó fusionando perfectamente el poder mediático y el poder del cobre; mientras tanto nadie habla de los presos políticos Mapuche, ni del pueblo Mapuche, ni de la venta de la Patagonia Chilena al mejor postor. Copiando una frase de ánimo a los pies de la mina de Copiapó: "¡Estamos enterrados, nunca vencidos!"


Estos son sólo algunos de mis motivos para decir que esta no es mi fiesta nacional y que ¡no hay nada que festejar!


Citas: Las venas abiertas de América Latina. Eduardo Galeano
Dibujo: Extraído de www.viejoblues.com

martes, 28 de septiembre de 2010

Soñé laureles

Arranca mi odio, destruye la maldita poesía; si todo está tan bien cuando creamos miles de estrellas fugaces a ras de suelo.

Casi se desgarra el silencio en ese hueco que palpó mi mano. Casi ya he perdido el miedo, el miedo a equivocarme; como Valle-Inclán: "soñé laureles, no los espero".

Soñé laureles, no los espero. Y la culpa, cada día es menos. No debería ser yo a quien le pasa todo esto; no debería... Que yo miré las estrellas, las que pude entrar en mi cuarto; que yo miré las estrellas aunque el cielo andara nublado.

Y aún mil vueltas y un insomnio no pudieron con tus labios... en este lugar dormido, bajo la efímera contingencia,  donde cada vez nos reímos más del miedo; donde tímidamente nos vamos muriendo.

jueves, 26 de agosto de 2010

Es posible

Es posible que algún día, una vía me arrastre hasta el paraje más confín de los sueños. Donde un esponjoso lienzo configure colores imposibles para poder bañarme en ellos.

Es posible también que todo se tiña de dulce invierno; de fuego y mate y de olor a incienso. Que un viejo tren se vaya haciendo pequeño hasta desaparecer en el cielo.

Que las campanas redoblen por nadie y que en el zurrón de esta alma polizonte sólo queden estos versos, un pedazo de pan y otro pedazo de queso.




sábado, 17 de julio de 2010

La carta

Tengo una carta robada a la noche. Llegada de un silencio, de un suspiro moribundo de infinita tristeza. Llegó poco a poco, reposando en los tejados humeantes con olor a invierno. Desfallecida y oyendo mi guitarra se dejó caer para acostarse entre mis manos.

Tengo una carta robada a la noche y, posiblemente, está preñada de glorias y consecuencias. Quizá por el camino se haya impregnado también de algún sueño ajeno. Reposando entre mis dos manos no quisiera despertarla... parece tan frágil... parece estar tan llena de placer y dolor... quizá nos vayamos lejos de este mundo cruel, donde los días dejen de ser simplemente otro día solitario.

También podría estar llena de esperanzas, de caminos para siempre más caminar. Un sendero iluminado entre la oscuridad que conduzca al lugar donde vivir la vida con ella. Plantaríamos un jardín de besos, de miradas y caricias y su olor me llevaría lejos, especulando sobre quién la escribió, aunque se que fuiste tu. La apretaría contra mi pecho y la miraría lleno de amor. Envejeceríamos juntos, con dignidad y pasión. Yo cada vez más arrugado y ella cada vez más amarillenta.

Y en mi muerte volverá a acurrucarse entre mis manos y mi último suspiro moribundo la hará de nuevo volar, hasta perderse en el mar... Pero nunca la abriría, ¿Qué sería de mi alma si no viniera de ti?

lunes, 28 de junio de 2010

...i mil vegades més...

Despenjant entre les ànimes,
mil revolts que capgiren i giren 
tot el que m’ha fet venir fins aquí; 
tots al meu voltant.

Dansaire com una fulla amb el vent 
moc les mans i et toco. 
Sé que tu estàs allà. 
En una habitació cara al nord; 
on cada matí surt el sol.

jueves, 24 de junio de 2010

Sueños de la Nit de Sant Joan

Noche negra de altas luces que, fugaces, iluminan las ruinas de una casa. No quise más que darte mi alma, pues ella es todo cuanto tengo. Esperaré a que el fuego de esta noche la arrastre al lugar donde nació o bien a los infiernos del olvido; a cualquier habitación de esta casa en ruinas y vacía.

Noche negra de altas luces, que si tu fuego me arrastra al sur, pintaré esta puerta de azul, como el cielo de la mañana, para que aún nos quede todo el día por delante. Reventaré a mazazos la pared que nos separa y abriré una ventana en el techo para que el sol acaricie tus hombros desnudos y yo pueda verte.

Pintaremos paredes de colores alegres y arreglaremos la escalera para poder tocar el cielo. Llenaremos de cojines el balcón para mullir al viento los sueños que nos quedan y en el jardín, entre las ramas de un bonsai veremos crecer en el huerto recuerdos, ilusiones y el amor que plantamos ayer.

Me lo estoy imaginando como si fuese cierto... Entrará el sol por la ventana, tu te levantas de la cama y te acercas a la puerta del balcón; contemplas satisfecha el pequeño reino que hemos creado. Yo me acerco por detrás y te abrazo, recordamos cuando todo eso no era más que una casa en ruinas y con un beso te llevo de vuelta a la cama. Nos regalamos caricias y desayunamos. Hoy no tenemos nada que hacer, solamente querernos.

miércoles, 16 de junio de 2010

La leyenda desconocida del pájaro que nunca más pudo volar

Estábamos allí, despertando lentamente cuando el Sr. Alma removió la basura en busca de algunos pedazos de sol y cerró la libreta. Con el aire que salió de entre las páginas hilvané un porvenir mientras sonaba Neil Young.

Y cuando aquella vieja dama arrancó de su pecho un millón de carcajadas; solo quedó un pájaro en el cable. Solo un pájaro en el cable. Formando la leyenda desconocida del pájaro que nunca más pudo volar.

lunes, 14 de junio de 2010

El hombre que empezó a dar vueltas

Llegó el día en que un hombre empezó a dar vueltas y no paró por complicado que parezca. Llegó el momento en que ese hombre empezó a creer en sí mismo; pero de nada sirve luchar ahora por su vida.

Yo mientras tanto miraba de reojo y puse mi pluma a tu servicio, después de volverla a cagar, otra vez. Siempre me negué a desaparecer junto a la Cruz del Sur.

Y así, sin más, vivimos sin complicarnos; el hombre que empezó a dar vueltas y yo. Sin dosis diarias de felicidad, sin andar descalzos, sin seguir siendo eternamente jóvenes, sin obstáculos, sabiendo quienes somos, descubriendo a cada vuelta el exclusivo poder de la belleza que nos falta y no viendo más.

Desafiando a la aspereza de aquello tristemente habitual y previsible, aunque vivamos de eso. ¿En qué momento se equivocó el hombre que empezó a dar vueltas? ¿En qué momento me equivoqué yo? ¿Cuándo fue la primera vez que aceptamos un “no puedes”?

viernes, 4 de junio de 2010

Déjame (...ni sumiso, ni devoto; ni alacrán, ni sonajero...)

Déjame prenderte en mi memoria, 
déjame quererte a tierra y fuego. 
Déjame buscarte lejos, muy lejos 
para traerte a  mi lado y que seas mi centro.

Déjame rociarte con miel y besos
y deja que esta noche bailen los sueños.
Que está solo todo lo que he visto,
como solos están mis versos.

Que ayer perdí el alma junto a una pobre cabaña,
junto a la bruma que dio paso a las estrellas que lloraron.
Que quiero amarte junto a la orilla de un lago;
otros mundos, otras tierras y el poder de tus labios.

Déjame que te llueva de sol en la cara
y que ahuyente las guerras con desdén diletante.
Hacer jirones las capas que nos cubren y separan,
para susurrar con ligereza al desnudo de tu cuerpo.

Déjame que te amanezca,
pero lento...
y yo te dejaré bular mi corazón
con tu marca de hierro.

"Quien pudiera hacer que el sueño fuese la vida"
J.R. Jiménez

martes, 1 de junio de 2010

Tocando el charango como si fuera un ukelele

Al cerrar la fría y oxidada verja de  mis ojos, recordé que me había dejado a mi mismo olvidado fuera, como el que se deja las esperanzas colgadas de la silla de algún bar y cuando ha dado dos pasos en la calle recuerda que le falta algo.
Vanamente alcancé a llorar cuando los relojes me gritaron que no estabas y fregué algunos recuerdos con ahínco, sombreando fotos donde no queda nadie. Es cierto, una vez, cansado de esperar, un retrato se fue y la foto quedó vacía.
Podemos buscar soluciones; abriré la verja para ver si sigo ahí, al otro lado. Miraré también que no haya pasado hambre y que el tiempo me haya acompañado durante este minuto. Al girar la llave y el pomo, un ruido rompió la noche. Cuando asomé la cabeza tan sólo vi una sombra fugaz que giraba la esquina.
A oscuras nos encerramos mi recuerdo y yo. Yo me encargo de accionar una tenue luz roja, mi recuerdo sólo aguarda. Durante unos segundos lo ilumino con cariño y precisión suiza, y mi recuerdo queda cegado y casi siempre cierra los ojos. Ahora lo pongo a bañarse. Primero aparece, y yo me encargo de recordar ese recuerdo; poco después agua y vinagre para recordar también el sabor; finalmente el recuerdo queda fijado. Lo olvidaré hasta la próxima vez que lo vea.
Corrí detrás de mi, esperando que me perdonara el descuido. Me alcancé un par de cuadras más allá y hablamos durante horas: de la vida, de las cosas que nos habían pasado, de los momentos felices y tristes, de las caras, de los cuerpos y de cómo habíamos cambiado. Rehusé volver a entrar en mis ojos de nuevo, así que allí nos separamos. Seguiré perdido en alguna parte del mundo.

sábado, 15 de mayo de 2010

Canción de lo cotidiano

Ya volvió a caerme la noche encima. Como una gota de aceite escurriéndose por la aceitera. Dejándome vivir en la escalera, debutando tras tus ojos uniformados y unas fotos en blanco y negro.

Un millón de gotas también se escurren al otro lado de la ventana pero seguimos enteros. Dejando las celebraciones para las multitudes que llenan los bailes improvisados, los que quedan congelados por fusiones de almas en busca de impopularidad austera. Ataques a la última vez que cerramos la puerta y las mudanzas que corresponden.

No me acostumbro a este vacío y tiemblo; como una espiga de trigo en un campo de viento, tiemblo. Como un sueño despierto siento sudores y necesito aire. Aquel que venía de detrás del McKay, aquel que soplaba desde la Antártida. Mirar al cielo y ya no verte. ¿Quién me tapó los ojos ante lo inevitable?, ¿Quién te dijo que iba a echarte de menos? Es cierto que ya no soy el mismo: ni voy cazando estrellas, ni espero encontrarlas en tus ojos.

Como parte de un recuerdo guardo también la canción de lo cotidiano y para despertarme cerca, miro con nostalgia la puerta de una tienda imaginaria, donde nadie ofrece ya un coca té por las mañanas y ningún reloj, en su sano juicio, marca ya la hora del despierto.

Ya no navego de noche en busca de ojos, ni gambiteo por las calles a los pies del “Gran Capitán”. ¿Te he dicho alguna vez que nunca he estado tan al sur del mundo? ¿Dónde están ahora mis amigos del frac?, ¿y Miguel y sus pesados consejos de sabelotodo?, ¿y Lucila y sus mates?, ¿y aquel bravo magallánico que se bañó en el río helado?, ¿y los compañeros de cuando todo tembló?, ¿y yo?

Cambian los cuadros pero los sujeta siempre la misma pared. Cambian las caras pero no la función, ni los estandartes que representan. Cambian las personas, y desnudas, con cara lasciva, buscan la espalda de la ingenuidad y por última vez, seremos suplentes del relevo que nos ofrece la vida. Mientras, va pasando el tiempo y nos cuenta, con un acento raro, cuan evidentes fueron nuestros pasos. ¿Por qué no continuamos?

viernes, 9 de abril de 2010

Nada que ver. La trilogía

I. Luces y sombras para ti y para mi
Déjame que te cuente como la tierra absorbió aquel tizne negro de las nubes; como un café esparramado sobre un verde mantel, a roales se tiñeron las laderas de las montañas del altiplano.

Un juego de luz y de sombras entre la tierra y un cielo que aquí son próximos. No es más que el juego de la Pachamama con su estuche de acuarelas. Con él pinta tanto al rico como al pobre; a la vaca flaca y al rebaño lanudo; tanto al niño como a aquel que el tiempo marca en su rostro la calavera; y aunque nos separen miles de kilómetros, tanto a ti como a mí.

II. La vida Kalia Oxiaction Plus

Venimos de un mundo donde el futuro nos trae nuevos detergentes, donde las ilusiones y la felicidad se producen dentro de una fábrica imaginaria de Coca-Cola. Donde intentamos buscar la perfección del cuerpo Danone junto al padre de familia que friega los platos con Fairy y ahorra tiempo para jugar con sus hijos o si más no, la pareja ideal que te traerá el desayuno a la cama de una blanca habitación soleada. Mirar por la ventana y tener como patio una solitaria playa. Hacer junto a los amigos una parrillada de verduras con un buen aceite de oliva y al atardecer correr por la arena, mojándonos los pies y extender un pareo y tumbarnos para acariciarnos y besarnos.

Se trata de que un coche nos de libertad, la libertad que necesitamos. Que nuestro teléfono móvil disponga de la peor música del momento y reciba a diario un poema de amor con el que conquistar a la chica de tus sueños.

Que la Gillette que usan los grandes deportistas apure no sólo tres, si no cuatro veces más tu barba y, así, poder ir presentable a la oficina de ese trabajo de la clase media donde un montón de papeles serán los culpables de nuestro estrés y nos harán dependientes de un complejo vitamínico que dará color a nuestra vida.

Y así envejecer, siempre joven, con o sin dentadura postiza que se mueva. Sentarnos con la mirada profunda a contemplar lo que vivimos, lo que creamos. Disfrutar en familia , una gran familia, una comida copiosa y abundante. Y después de comer, cuando todo está en calma, ofrecerle a la nieta que se acerca un Werther’s Original de la misma forma que lo hicieron contigo cuando eras pequeño.

III. Somiatruites

Quin cel més vermell –vaig dir- mai havia vist una cosa tan bonica. Muntanyes escarpades, gel, neu i milers de rajos de llum que sortien des d’un sol punt. Allò hauria de ser Déu, segurament. Aquell déu que fa brillar les coses petites.

Durant la nit vaig seguir la Creu del Sud, tot i així no vaig trobar als meus avis. Definitivament estava sol en la foscor i una lenta processó de llums viatjaven cap al cel.

Però va sorir el sol. Els núvols escampats per sota els meus peus servirien d’estora per volar i un cel vermell com l’infern em recordava on m’havia ficat. Vaig pensar en tú i que t’agradaria. La muntanya finalment m’havia guanyat; rascava els sis mil metres però no podia més. Vaig tenir-hi un “Deja-vú”.

Sota d’un llençol de quadres, dins una petita habitació amb dues portes vaig despertar. Els somnis, somnis són.