lunes, 28 de junio de 2010

...i mil vegades més...

Despenjant entre les ànimes,
mil revolts que capgiren i giren 
tot el que m’ha fet venir fins aquí; 
tots al meu voltant.

Dansaire com una fulla amb el vent 
moc les mans i et toco. 
Sé que tu estàs allà. 
En una habitació cara al nord; 
on cada matí surt el sol.

jueves, 24 de junio de 2010

Sueños de la Nit de Sant Joan

Noche negra de altas luces que, fugaces, iluminan las ruinas de una casa. No quise más que darte mi alma, pues ella es todo cuanto tengo. Esperaré a que el fuego de esta noche la arrastre al lugar donde nació o bien a los infiernos del olvido; a cualquier habitación de esta casa en ruinas y vacía.

Noche negra de altas luces, que si tu fuego me arrastra al sur, pintaré esta puerta de azul, como el cielo de la mañana, para que aún nos quede todo el día por delante. Reventaré a mazazos la pared que nos separa y abriré una ventana en el techo para que el sol acaricie tus hombros desnudos y yo pueda verte.

Pintaremos paredes de colores alegres y arreglaremos la escalera para poder tocar el cielo. Llenaremos de cojines el balcón para mullir al viento los sueños que nos quedan y en el jardín, entre las ramas de un bonsai veremos crecer en el huerto recuerdos, ilusiones y el amor que plantamos ayer.

Me lo estoy imaginando como si fuese cierto... Entrará el sol por la ventana, tu te levantas de la cama y te acercas a la puerta del balcón; contemplas satisfecha el pequeño reino que hemos creado. Yo me acerco por detrás y te abrazo, recordamos cuando todo eso no era más que una casa en ruinas y con un beso te llevo de vuelta a la cama. Nos regalamos caricias y desayunamos. Hoy no tenemos nada que hacer, solamente querernos.

miércoles, 16 de junio de 2010

La leyenda desconocida del pájaro que nunca más pudo volar

Estábamos allí, despertando lentamente cuando el Sr. Alma removió la basura en busca de algunos pedazos de sol y cerró la libreta. Con el aire que salió de entre las páginas hilvané un porvenir mientras sonaba Neil Young.

Y cuando aquella vieja dama arrancó de su pecho un millón de carcajadas; solo quedó un pájaro en el cable. Solo un pájaro en el cable. Formando la leyenda desconocida del pájaro que nunca más pudo volar.

lunes, 14 de junio de 2010

El hombre que empezó a dar vueltas

Llegó el día en que un hombre empezó a dar vueltas y no paró por complicado que parezca. Llegó el momento en que ese hombre empezó a creer en sí mismo; pero de nada sirve luchar ahora por su vida.

Yo mientras tanto miraba de reojo y puse mi pluma a tu servicio, después de volverla a cagar, otra vez. Siempre me negué a desaparecer junto a la Cruz del Sur.

Y así, sin más, vivimos sin complicarnos; el hombre que empezó a dar vueltas y yo. Sin dosis diarias de felicidad, sin andar descalzos, sin seguir siendo eternamente jóvenes, sin obstáculos, sabiendo quienes somos, descubriendo a cada vuelta el exclusivo poder de la belleza que nos falta y no viendo más.

Desafiando a la aspereza de aquello tristemente habitual y previsible, aunque vivamos de eso. ¿En qué momento se equivocó el hombre que empezó a dar vueltas? ¿En qué momento me equivoqué yo? ¿Cuándo fue la primera vez que aceptamos un “no puedes”?

viernes, 4 de junio de 2010

Déjame (...ni sumiso, ni devoto; ni alacrán, ni sonajero...)

Déjame prenderte en mi memoria, 
déjame quererte a tierra y fuego. 
Déjame buscarte lejos, muy lejos 
para traerte a  mi lado y que seas mi centro.

Déjame rociarte con miel y besos
y deja que esta noche bailen los sueños.
Que está solo todo lo que he visto,
como solos están mis versos.

Que ayer perdí el alma junto a una pobre cabaña,
junto a la bruma que dio paso a las estrellas que lloraron.
Que quiero amarte junto a la orilla de un lago;
otros mundos, otras tierras y el poder de tus labios.

Déjame que te llueva de sol en la cara
y que ahuyente las guerras con desdén diletante.
Hacer jirones las capas que nos cubren y separan,
para susurrar con ligereza al desnudo de tu cuerpo.

Déjame que te amanezca,
pero lento...
y yo te dejaré bular mi corazón
con tu marca de hierro.

"Quien pudiera hacer que el sueño fuese la vida"
J.R. Jiménez

martes, 1 de junio de 2010

Tocando el charango como si fuera un ukelele

Al cerrar la fría y oxidada verja de  mis ojos, recordé que me había dejado a mi mismo olvidado fuera, como el que se deja las esperanzas colgadas de la silla de algún bar y cuando ha dado dos pasos en la calle recuerda que le falta algo.
Vanamente alcancé a llorar cuando los relojes me gritaron que no estabas y fregué algunos recuerdos con ahínco, sombreando fotos donde no queda nadie. Es cierto, una vez, cansado de esperar, un retrato se fue y la foto quedó vacía.
Podemos buscar soluciones; abriré la verja para ver si sigo ahí, al otro lado. Miraré también que no haya pasado hambre y que el tiempo me haya acompañado durante este minuto. Al girar la llave y el pomo, un ruido rompió la noche. Cuando asomé la cabeza tan sólo vi una sombra fugaz que giraba la esquina.
A oscuras nos encerramos mi recuerdo y yo. Yo me encargo de accionar una tenue luz roja, mi recuerdo sólo aguarda. Durante unos segundos lo ilumino con cariño y precisión suiza, y mi recuerdo queda cegado y casi siempre cierra los ojos. Ahora lo pongo a bañarse. Primero aparece, y yo me encargo de recordar ese recuerdo; poco después agua y vinagre para recordar también el sabor; finalmente el recuerdo queda fijado. Lo olvidaré hasta la próxima vez que lo vea.
Corrí detrás de mi, esperando que me perdonara el descuido. Me alcancé un par de cuadras más allá y hablamos durante horas: de la vida, de las cosas que nos habían pasado, de los momentos felices y tristes, de las caras, de los cuerpos y de cómo habíamos cambiado. Rehusé volver a entrar en mis ojos de nuevo, así que allí nos separamos. Seguiré perdido en alguna parte del mundo.