Déjame prenderte en mi memoria,
déjame quererte a tierra y fuego.
Déjame buscarte lejos, muy lejos
para traerte a mi lado y que seas mi centro.
Déjame rociarte con miel y besos
y deja que esta noche bailen los sueños.
Que está solo todo lo que he visto,
como solos están mis versos.
Que ayer perdí el alma junto a una pobre cabaña,
junto a la bruma que dio paso a las estrellas que lloraron.
Que quiero amarte junto a la orilla de un lago;
otros mundos, otras tierras y el poder de tus labios.
Déjame que te llueva de sol en la cara
y que ahuyente las guerras con desdén diletante.
Hacer jirones las capas que nos cubren y separan,
para susurrar con ligereza al desnudo de tu cuerpo.
Déjame que te amanezca,
pero lento...
y yo te dejaré bular mi corazón
con tu marca de hierro.
"Quien pudiera hacer que el sueño fuese la vida"
J.R. Jiménez
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